El derecho a ser bestia

Los animales son de dios. La bestialidad es humana.
Victor Hugo

Recientemente los medios de comunicación colombianos han difundido hechos aberrantes de personas que ejercen actos violentos contra los animales. Las imágenes son sensibles para muchas personas (incluyéndome) y en lo posible evito verlas, aunque no debe ignorarse la preocupante situación del abuso frente a los animales.

El hombre se considera a sí mismo como la entidad mas desarrollada sobre la faz de la tierra o incluso en el universo. Al ser la raza dominante dotada de razón y conciencia eleva supuestamente su postura frente a los demás seres vivos. Sin embargo, es innegable la necesidad de coexistencia armónica con el medio ambiente, pues desconocerla es minar los cimientos de nuestro futuro. A la larga, quienes sufrirán las consecuencias de los abusos del hombre serán las próximas generaciones.

El indignante caso de los policías que torturan a una indefensa perrita en Puerto Tejada, una pequeña población ubicada en el Departamento del Cauca (Colombia) fue titular en varios medios nacionales e internacionales. La terrorífica evidencia en video da cuenta de la tortura sufrida por el animal y el exceso de crueldad en la conducta de los uniformados. Siendo sincero no fui capaz de ver todo el vídeo, temiendo que no pudiera borrar del recuerdo las dantescas imágenes. Como consecuencia de la indignación de la opinión pública se procedió a la destitución de uno de los policías y se abrió la posibilidad de sancionar a través de inhabilidad para ocupar cargos públicos a los demás participantes de la escena. Por otro lado, fue conocido el caso de la lechuza que resultó afectada en un partido de fútbol en la ciudad de Barranquilla, en el Departamento del Atlántico, donde un jugador de fútbol le propinó una patada al animal, hecho que quedó registrado en vídeo y difundido en Youtube. En este caso por lo menos el deportista (a quien apodaron la “Lechuza” Moreno) pidió excusas ante la opinión pública y muestra signos de arrepentimiento.

Desde tiempos inmemoriales el hombre ha planteado el debate del respeto a la vida e integridad de los seres vivos. La biblia es ambigua al respecto puesto que autoriza el sacrificio de animales para consumo pero condena el maltrato de los mismos. Los antiguos griegos debatían si el concepto de alma aplicaba a las demás criaturas.

En la antigua Roma (de donde provienen gran parte de las instituciones del Derecho Continental) el Corpus Iuris Civilis de Justiniano tiene en cuenta a los animales como bienes sobre los cuales puede disponerse, doctrina que persiste en la actualidad. Desde la corriente del Derecho Natural o Iusnaturalismo se proclama la consideración a todo ente por el hecho de estar vivo.

Sin embargo, para una persona que respeta la vida en general, las sanciones establecidas en la norma pueden parecer insuficientes frente a la crueldad. Independiente de las cuestiones morales lo cierto es que la escasa legislación aplicable en Colombia no es suficiente para prevenir el maltrato animal y el comercio de especies amenazadas. Los esfuerzos de las autoridades de Policía Ambiental se quedan cortos, puesto que las sanciones que pueden imponer son muy laxas, permitiendo que las conductas reincidan.

En el seno de la UNESCO se proclamó en 1978 la Declaración de los Derechos del Animal, con el fin de que los diferentes ordenamientos adecuaran sus normas a las disposiciones de la convención. En Colombia, el Estatuto Nacional de Protección Animal (Ley 84 de 1989) establece que ningún animal puede ser objeto de maltrato, por lo que esta prohibido el producir sufrimiento y dolor. Sin embargo, en una situación como las descritas anteriormente, a lo sumo los infractores reciben simplemente una multa. La legislación penal debe reformarse, estableciendo el maltrato animal y la muerte dolosa e innecesaria de los mismos como delito. De acuerdo a las normas actuales, en un caso concreto, un vecino intolerante que envenena al perro de una familia solo puede ser llevado ante la justicia por el delito de “Daño en bien ajeno” (Art. 265 C.P) y recibir simplemente una multa.

Me agrada ver como una parte de la humanidad sienta su voz de protesta en marchas por derechos de los animales. Las entidades sin ánimo de lucro tales como PETA y Greenpeace deben recibir todo el apoyo posible, puesto que los conflictos legales que originan sus singulares protestas son bastantes. Nos resulta entonces una pregunta, basada en el respeto: ¿Estaremos dispuestos a considerar otras formas de vida como algo mas que bienes?